Ficción llevada a la realidad pura y dura...

Ella, bailaba al ritmo de la música, melena alborotada, descuidada, lo que ella no sabia era que bajo ese mismo techo habia un chico que se moria de ganas por hablarle, y poder oir su dulce voz.
Decidió ir a por otra copa, tal vez un chupito, pensaba que no estaba lo suficiente borracha, mientras esperaba con sus amigos en la barra de aquel pub, alguien se le acercó lentamente por la espalda, y le susurró unas bonitas palabras al oido, en esos momento se activaron todos sus sentidos, en menos de un segundo, ya se habia echo tropecientas preguntas, ¿Quién era la persona que se encontraba tras ella? ¿Porque le había hablado de aquella forma tan tierna?
Lo unico que queria era girarse y verlo alli, y fue nada más girarse e iluminarse su palido rostro con esa estúpida sonrisa, que solo le salia cuando hablaban de él, o escuchaba su nombre.
Por él fue el chupito de Vodcka que minutos después tomo, seguidamente la agarro del brazo y se la llevo con ella, bailaron, juntos, sin miedo a ser vistos o a ser juzgados, los dos, solos, era como si todos los focos se centraban en ellos.
Subio las escaleras, se descalzó, y silenciosamente, ando de puntillas hasta el cuarto de baño, alli pudo cambiarse tranquila, ojos rojos, maquillaje desgastado, mezcla de la colonia con la que se habia perfumado antes de salir y la suya, la de él.
Se quito toda la ropa, sumergió su cara en agua caliente, y antes de salir de aquella habitación e irse a dormir olio por ultima vez ese vestido que habia llevado puesto, sensual olor a colonia cara, su olor, su colonia, de nuevo esa estúpida sonrisa.